Ser "simio" es entender el mundo como un instrumento: el valor de cualquier cosa depende de lo que esta pueda hacer por el simio. Para él la esencia de la vida es evaluar las probabilidades y utilizar los resultados a su favor. Su oportunismo, su manera de actuar serán, para y por su beneficio. Ve el mundo como una colección de recursos para satisfacer sus fines. No tiene amigos sino aliados. No mira a sus compañeros sino que los vigila mientras aguarda la oportunidad de sacar partido.

   En estos días de agosto he conocido y me ha visitado  un intermediario de productos ecológicos en bobalén y en todo el trayecto, ni me preguntó porque y como lo hacía mi trabajo, no hablamos de la historia de estas tierras, ni siquiera conversamos sobre variedades locales, técnicas y ni de las inquietudes del campesinado ni de los consumidores, todo versaba sobre cifras mareantes y estadística por donde se movía el negocio ecológico y que  me costaba asimilar, de la oportunidad de negocio que se presentaba en un futuro inmediato en el sector, de precios, precios... y más precios                                    
    La tendencia a ver el mundo según el beneficio que pueda darnos, el pensar en nuestra vida, y lo que pasa en ella, como cosas que pueden ser cuantificadas y calculadas es posible porque existen los simios. Y de todos los simios, es en nosotros donde esa tendencia se encuentra más desarrollada.

   Si miramos con suficiente  atención, y sabemos donde y cómo mirar en cada conversación, en cada gesto narrado o realizado  por cualquier simio también encontraremos un lobo. Y el lobo nos dice que los valores del simio son toscos e inútiles. Nos recuerda que lo que posee verdadero valor no se puede cuantificar ni puede ser objeto de mercadeo: la solidaridad, las sensaciones, la empatía, el comercio justo, el respeto, las raíces, la sabiduría y que hay un modo de hacer y actuar y de vivir que no es objeto de mercadeo.

   Todos nosotros, supongo, somos más simios que lobos. En muchos de nosotros el lobo ha sido suprimido casi por completo de la narración de nuestras vidas. De nosotros depende dejar morir al lobo. Al final las intrigas del simio se quedarán en nada: su astucia le traicionará y su suerte se agotará.

   Entonces descubrirá qué es lo más importante en la vida, que no será lo que ha conseguido con sus intrigas y su astucia y su suerte, sino lo que queda cuando estas se han esfumados. Su legado...

    Algún tiempo me llevó saberlo, pero al final creo haber entendido por qué quería tanto a mi lobo "bobo", por que lo echo tanto de menos ahora que no está. Me enseñó algo que mi formación ni los maestros agricultores no podían enseñarme: a veces es necesario dejar hablar al lobo que hay en nosotros y silenciar la cháchara incensante del simio....JOSE MARÍA...

    Como os dije en semanas anteriores, que asistiría a algún mercadillo que otro, este próximo sábado asistiré.   Sii queréis y deseái nos  podemos vernos en:
                      
                             MALAGA: PASEO REDING, LADO PLAZA TOROS
                               HORARIO: 10 DE LA MAÑANA A 14,00 HORAS

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